HISTORIA


La Historia de una Tradición


Es un hecho: de la muerte nadie escapa.
Sin embargo, pese al dolor que su presencia
pueda provocar, de nuestros pueblos indígenas
hemos aprendido a percibirla como una
etapa en la que debemos regocijarnos pues, como
diría el escritor Mario Benedetti,
“la muerte es solo un síntoma de que hubo vida”.
Como prueba de esto, los mexicanos tenemos el
festejo conocido como “Día de Muertos”.



El Día de Muertos es una tradición mexicana de origen prehispánico.
Los días de fiesta principales son el 1 y 2 de noviembre.
Sin embargo, últimamente los preparativos inician muchas semanas
antes y es que la belleza y complejidad de esta celebración ha atraído la
atención de todo el mundo.


Esta celebración es originaria de la época prehispánica.
En ese periodo, muchas etnias mesoamericanas rendían culto
a la muerte. Entre ellas estaba la mexica cuyos dioses encargados
de definir el destino de las ánimas eran Mictecacíhuatl y Mictlantecuhtli.
Ambos eran señores del Mictlán o “lugar de los muertos”.
Sin embargo, para llegar aquí, las almas debían lidiar y sortear
una serie de obstáculos para poder conseguir el descanso eterno.
De acuerdo con el Códice Florentino, el Mictlán estaba dividido
de acuerdo con la manera de morir.
Por ejemplo, a la Tonatiuh Ichan –casa del sol– entraban aquellos
guerreros que habían muerto en el campo de batalla. Otro sitio era
el Cincalco, casa del dios Tonacatecutli. A este iban quienes murieron
siendo infantes pues al ser tan jóvenes se les consideraba inocentes



No obstante, para que las almas iniciaran el trayecto, los vivos se
encargaban de acompañarlos en ladistancia por medio de un ritual.
Este iniciaba con la muerte de algún ser cercano. El deceso se anunciaba
con gritos y llantos emitidos por las mujeres ancianas de la comunidad.
Después se amortajaba al difunto junto con todos sus objetos personales.
Posteriormente, el bulto o cuerpo era simbólicamen alimentado con
los manjares más exquisitos.
Después de cuatro días, el cuerpo era llevado a enterrar o cremar.
A partir de ese momento, el alma emprendía el difícil trayecto.
Luego, cada año durante cuatro años, se realizaban ostentosas
ceremonias en el lugar donde se encontraban las cenizas o el
cuerpo del difunto. Así, este complejo ritual no solo ayudaba
a que las almas descansaran sino también a facilitar el proceso
de duelo de los familiares.

Con la llegada de la población europea, este ritual sufrió un
proceso de aculturación.La fiesta del dios del inframundo se
unió junto con la celebración de los difuntos y se
reinventó el proceso hasta ser concebido como lo conocemos ahora.
Cabe señalar que, algunos de los elementos que destacan en este
día son las ofrendas y las calaveritas literarias.